lunes, 25 de agosto de 2008

Decoración. Tratamiento de otros metales.

Corrosión en el aluminio.
Para quitar la corrosión, frote el aluminio con un papel abrasivo seco y húmedo fino usando aguarrás como lubricante hasta que recupere su aspecto brillante, aunque no reluciente. Frote el metal con un trapo mojado en aguarrás para quitar las partículas y restos de grasa. Cuando esté seco, aplique un tapaporos de cromato. Nunca use un tapaporos que contenga plomo o aluminio: con la humedad, podría producir una reacción química adversa entre los metales.
Pintar metal galvanizado.
El hierro y el acero galvanizados tienen una mano de zinc aplicada por inmersión caliente; cuando está nuevo, la mayoria de las pinturas agarran mal. Esto se soluciona dejando el galvanizado a la intemperie seis meses, pero en muchos casos el fabricante de metales galvanizados lo prepara quimicamente para imprimación instantánea.
Galvanizado astillado: Hay que quitar los puntos pequeños de óxido causado por el astillado accidental del recubrimiento de zinc con abrasión suave con estropajo de alambre, pero procure no dañar el recubrimiento de alrededor. Lave la zona con aguarrás, y espere a que se seque la superficie. Imprima con tapaporos de plombato cálcico.
Protección para chapas onduladas: Para dar una protección duradera a la chapa ondulada, quite primero los depósitos de óxido e imprima con una capa base de alquitrán antes de dar un acabado de pintura de emulsión reforzada compatible.
Quitar la corrosión de accesorios de latón.
El latón se corroe y adquiere un color marrón mate que normalmente es facíl de quitar con un abrillantador normal para metales. Mezcle una cucharada rasa de sal con la misma cantidad de vinagre en 275 ml de agua caliente. Ablande la corrosión aplicando al latón abundantes lavados de la solución con estropajo de alambre muy fino.
Lave el metal con agua caliente con un poco de detergente, aclare y seque antes de abrillantar.
A veces, al latón sometido a condiciones adversas le salen unos depósitos verdes que se llaman cardenillo.
Cubra una palangana de plástico con papel de aluminio ordinario de cocina. Ate un trozo de cordel a cada pieza de latón y póngalas en el recipiente, encima del papel. Disuelva una taza de carbonato de sodio en unos dos litros de agua y échelo en la palangana hasta que cubra las piezas.
Deje que la solución burbujee un par de minutos y saque las piezas con la cuerda. Vuelva a meter las que sigan corroidas. Si es necesario, puede repetir el proceso con una nueva solución y un nuevo papel de aluminio.
Aclare el latón con agua caliente, sequé con un trapo suave y abrillante.

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